lunes, 23 de noviembre de 2009
viernes, 20 de noviembre de 2009
Volviendo a correr
Comenzé a correr, a rodar, a dar vida a mis piernas, aquellas que no hace mucho eran capaces de trasladarme lejos y rápido, esas, las inagotables que soportan toda la pesadez de mi vacío. Con ellas y mi maraña de pensamientos, salí a correr. Puse todo mi empeño, desempolvé el equipamiento de corredor que ya poseía y volví a sumergirme para nadar en la alternativa a mis piscinas.
No dudé en comenzar bajando cuesta abajo, procurando no sufrir demasiado al empiece. Sin prestar atención a la respiración todavía, probé a mirarme los pies al pisar, sí, estaban ahí. No los dejé en casa, no iba descalzo y no había olvidado como hacerlo. Traté de recordar ¿cuánto hace que no corría? Ni lo sabía, creo que no mucho. Parecía que han pasado siglos, que raro me sentía. No olvidaba mi pisada, apenas levantaba sonido más allá de mi potente inspiración al trotar. No, no tenía problemas para mantener un buen ritmo, la natación me mantenía en forma. No, no iba a dejar que esto volviera a demorarse. Salir a correr, que fácil parece y cuánto cuesta el primer paso, la primera zancada...
Y tras más de siete kilómetros, tras poco más de media hora, uno sonríe a sí mismo, sin percatarse que ya nadie se encuentra despierto, que nadie comparte contigo esta satisfacción personal, pero no importa. Hay un motivo más para que mañana no sea un día más, mañana, quizá no corra, pero lo volveré a intentar.
Y diré una vez más la insignia de mi propia exigencia:
"No hay dolor, ánimo y adelante."
jueves, 19 de noviembre de 2009
Hoy le toca al abuelo
Para no saturar de entradas en un día, he retrasado la publicación de este poema a hoy. Es el turno del último que nos dijo adiós en la familia.
¿Quién no se acuerda del Abuelo?
Sí, aquel de canos cabellos,
Rostro áspero cuando te abrazaba.
El mismo que brinda a cada mañana
Su sonrisa, su cariño, su mirada.
Temprano siempre levantaba,
Y si a él buscabas te decía:
¡Niño, que es muy temprano, a la cama!
Pero él, se afeitaba, cogía su gorra,
Y se marchaba a la plaza.
Recuerdo que mucho no tardaba,
Volvía aun temprano, de la plaza,
Y pedíamos que nos llevara consigo
En la cucaracha blanca.
¿A dónde íbamos?
A donde se forjó nuestra infancia
Mito de campo, risas y vivencias,
El Gamero, hizo que seamos como somos ahora.
Allí, perenne siempre se mantenía,
Al Gamero digo, el abuelo,
Sonriente, feliz, era lo que deseaba.
Nos enseñó, nos dejó libres y nos hizo felices.
Él es único, irrepetible.
Forjó una familia, de la nada,
Siempre unida, inseparable, invencible.
Orgullo sale, cuando hablo de mis familiares.
A ti “Moreno”, que nunca te vimos triste,
A ti, fuerte, duro e irresistible
Te dedico mis versos,
Estés donde estés, tú sonríe.
Cuídate “Moreno”,
De la “Rubia”, velamos los que criaste.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Frase a uno mismo
lunes, 16 de noviembre de 2009
Para Abuela
Hoy desperté dispuesto para la poesía,
Sin saber por qué, sin fecha señalada,
Decidí dedicar palabras a mi familia,
A los que siempre me abrazaban.
Oh, mi señora,
Acepte mil disculpas,
Deseo no haberla molestado con la espera,
Bien sabido es, que nunca deseo ofenderla.
¿Cómo se encuentra?
Por aquí, cada cuál con su existencia.
Muchas prisas, idas y venidas,
Buscando sonrisas que alegren nuestro día.
¿Su Querido?
Alto, estirado, fuerte y continuando.
Orgulloso de él estaría.
Le echa de menos, no cabe duda.
¿Su familia?
Por el momento respiran,
Sin demasiado sustos,
Acuden a visitarla, no le olvidan.
Oh, señora mía,
Muchas veces intente escribirla.
Mis manos temblaban al recordar su pulso,
Y recordar, recuerdo sus sonrisas.
Oh, usted, señora,
Que siempre me otorgó, rió,
Paseó, jugó y enseñó,
Recuérdeme, tal y como soy.
Yo, el estirado señorito que,
Poco a poco, fue visitando a su señora,
Con respeto y todo el cariño,
Robándole siempre ese último beso en cada despedida.
sábado, 14 de noviembre de 2009
Carta de un Viernes 13 para un Sábado 14
Sé que a estas horas, yo, Viernes 13 tiene poco que decir, quedé extinto hace unas horas, mas no pude retener mis palabras para mañana, ya que para los que dormimos, el día comenzará cuando amanezcan las pupilas. Hoy (hablando por mí, Viernes 13) fue noche peculiar, siempre trastornado mi nombre para noches de cine de terror y míticas historias de asesinatos, se pudo percibir cierta magia.
Hoy no sé si hubo muertes, pues hoy no son de mi interés, tampoco miré la tele, ni leí prensa. Hoy, hoy dediqué mi noche a la poesía. Hubo múltiples eventos en Madrid, ¿donde ir? Se preguntaron muchos. Gran cartelera, como buen viernes, había donde elegir, y no, no me refería a los diversos cines de la calle Fuencarral, no. Allí grandes colas abordaban las taquillas mientras, a unos pocos, mucho no les importaba. Hoy, en un rincón no muy alejado de las muchedumbres cinéfilas, allí en una diminuta perpendicular a la citada, un pequeño remanso de paz hubicaba algunas almas, muchas buenas y bonitas palabras.
En poco espacio y con tenue luz, tres dispares, cada uno con lo suyo, deleitaron a los que observaban. Regalaron versos, poemario vario y, debía dedicarles un atisbo de ilusión referido en esta carta.
Te cuento estas palabras no para darte envidia, no, sólo para desearte a ti, Sábado siguiente, que cuando las miradas despierten, puedan disfrutar de veladas como ésta en tu anochecer.
"A la peatona de renombre, que siga siendo tan poeta"
"A aquel que ha sorprendido aprendiendo a abrir las puertas"
"A Ángel Rodríguez, con nombre y apellido, como tu presentación de hoy"
Abrazos y seguid así.
jueves, 12 de noviembre de 2009
Reflexiones
Paciencia, paciencia piden que tenga,
paciencia, repite una voz en mi cabeza.
Paciencia, inspiro, suspiro tras suspiro,
no perder la paciencia, me digo.
paciencia, ¿qué otra alternativa queda?
Debo no perderla, la paciencia,
cuando espero a que el café se enfríe,
sí, café, el de la puñetera funcionaria, y me atienda.
. . .
Lo echo de menos
Hoy, sin lectura, sin tarea alguna,
eternizo de mi reloj, el mover de las agujas.
Muchos, muchos han sido minutos, horas y días
los que han supuesto estrés continuo en mi vida.
Ahora, el destino, una pausa ha concedido.
Sé que lo deseaba, sé que lo necesito...
mas, aunque de buen grado lo acepto,
dudo que mi cuerpo pueda tolerarlo,
el hecho de prolongarlo en el tiempo.
Inquieto siempre he sido,
si bien ahora toca esconderlo,
reprimir el instinto.
La innecesaria necesidad
por mí creada al movimiento,
al no parar cada jornada,
a la falta de horas de sueño,
increíble pero cierto,
incluso a esto,
lo echo de menos.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Ordenando el desorden
El texto siguiente, son palabras tomadas de Calipso, y sí, bien parecen no seguir orden ni concierto. En cierta manera, dan una imagen nítida de que la vida está regida por una anarquía tratando de controlar completamente todo, a sabiendas de que es una útopía.
Sin más, para vuestro deleite:
Podriamos decir que no existe el tiempo, ni el movimiento, pues ambos son paradojas que se ha inventado el ser humano, para tener una concepcion racional de lo que sucede. Pero lo que realmente sucede , es que el tiempo no es lineal, no se organiza, y el movimiento tampoco. Nuestra percepcion nos engaña, y a veces tratamos de silenciar nuestras dos circunvoluciones de mas, organizando el caos del universo en un catalogo de estrellas... Y yo me pregunto, realmente me lo pregunto, ¿porque ordenar todo? El tiempo, el universo, el movimiento, el comportamiento, incluso los sentimientos... Supongo que todo viene del miedo a no tener algo bajo control.>>
viernes, 6 de noviembre de 2009
Puerta
De prosa malsonante, brotan versos de nuevo.
Mira a ver quién los dibujó, no quiero que me delaten.
Pum, pum, se oye, se acerca
contundente y grave, un corazón late.
toc, toc, llaman, levantar de miradas.
Nadie respira, menos se mueven, se eternizan.
Breves toc, toc, se suceden, "no dejes que se alejen."
Las miradas versan a sus quehaceres, aprieto mis dientes.
pum, pum, golpean ya con fuerza impacientes,
-no me respetes si no quieres- gritan lejos de la puerta.
Tristemente, suspiro, espero y acaricio la madera.
"No te impacientes, buenos planes acontecen."
Tic, tac, mi reloj suena y lo tapo con la derecha.
Contengo el aire y escucho: silencio, nada acecha.
Izquierda, mano izquierda usar debiera,
mas, ay del zurdo que de ésta careciera.
Pum, pum, mi corazón me delata,
sigo inerte, impasible, y no me importa.
Aquí, el corazón dirá quién te espera.
Ahí, buscanré puerta donde no hay puerta,
a la que esperar, llamar o suspirar.
"No importa tu tardanza, hay quién no se cansa..."