martes, 27 de octubre de 2009

La búsqueda que ansiamos




Hoy he decidido que toca retomar la escritura. En contra de miradas recubiertas de conocimiento y endurecidas como piedras para realizar su singular crítica personal interna, no me escribirán. Enfrentado al consorcio de conciencias que redimirán mi falta de capacidad comunicativa aplastando de manera descriptiva como una exaltación de la hipocresía. Yo, escribo.

Tomo letra a letra del papel doblado y rugoso que inicialmente adquirió la tinta del bolígrafo creador de los trazos de mis sensaciones cuál pincel mojado en tintas de colores sobre lienzo seco, color ocre, y defino. Defino situaciones ajenas, anexas, cercanas, lejanas y propias como diagnosis de la precesión de caóticas desdichas que se continúan. Ahora bien quedan figuradas las presencias inertes por todas las pulsaciones sobre teclas negras que generen la nueva entrada publicada en una infinita red obtusa de textos sobre fondos oscuros. Mas no serán tan infinitas. Quedarán registras y a su vez serán visitadas, vistas, perdidas y olvidadas. Costoso será revivirlas, imposible encontrarlas, más duro no creer que sean tuyas, cuando por mera casualidad ante tus ojos sean mostradas.

Hoy se escriben solas las páginas de la realidad abstracta. Atrapado por la creación. Todos quedamos ocultos por la replica del clamor social. Prisioneros de las inmundicias, buscamos paz allá donde no la haya. Perdidos, naufragamos de sueños de felicidad en la más pura, dura y cruda realidad. No más, no más sufrir por sufrir, paz para mis sentidos. Sentimientos de paz, que gracias a sí misma, darán con la piel de la soledad. No más.

Porque paz es lo que todos buscamos sin saberlo. Y pocos sabemos que la encontramos como queremos. Queremos querer la paz, capaz de calmarnos, mas sólo nos será entregada la diminuta porción que ésta misma otorgue a su causa. Sin más,

Paz y amor.