domingo, 16 de agosto de 2009

Me sorprendí...




Ayer, me sorprendí. Hacía mucho que no se despertaba en mi interior dicho sentimiento, mucho. Pude reencontrarme con un pasado, más lejano en el tiempo que en su esencia, porque ciertos sentimientos se conservan intactos por mucho que pasen los años. Sin más, el día que precedió al de hoy, alguien pronunció un puñado de palabras, con total grado de naturalidad, sinceridad y simplicidad. Agraciado quedé, tanto al escuchar esta oración, como por la sencillez con la que fue transmitida. - ¡Bravo! - dejé escapar. Hacía mucho tiempo que las personas que me rodean no se expresaban con tal soltura, dejando entrever su interior; Haciendo que los demás se sintieran elogiados con este simple hecho. ¿Por qué a muchos nos cuesta tanto que broten de nuestro alma las palabras que realmente deseamos pronunciar?

Me alegró, y me pareció un mar en calma, en medio de aquel estrepitoso espectáculo que tuve la desdicha de contemplar. ¿Cómo es posible que la indiferencia se borrase a esa velocidad de mi rostro, tras varios años postergada en él? Me alegró. Me sorprendió que esta sensación me acompañase hasta hace unas horas, cuando por culpa del cansancio, o quizá tuvo algo que ver el alcohol, decidí que volviera a entumecer mi cara, apagando durante unos minutos el verdor de mi mirar...





Hoy, me volví a sorprender. Hacía poco que me abordaba una oscura austeridad, otra vez, que nublaba mi capacidad de obrar acorde a mi corazón. Pero como en cada esquina de esta vida, uno puede tropezar (en el caso de hoy: descubrir), haciendo que se activen los actos reflejos que te permiten evitar una caída. Hoy te descubrí a ti.

Aquellas palabras quedaron impresas en mi esencia. Sorprendido quedé, de nuevo recibí una lección de sencillez, espontaneidad, sinceridad y pureza. - Bravo -, dejé escapar para mis adentros. Por qué retuve esta vez mi expresión de sorpresa dirás: Porque no hubiera sido recibida para quién debía ir dirigida. Hoy, leí un sinfín de oraciones. Las tuyas, sin duda sobrecogedoras.

Hoy, porque es hoy cuando me sorprendí, te doy las gracias porque sin saberlo mi alma ha dado un giro insospechado antes de dormir... Mis felicitaciones, por ser como eres. Y gracias al "JUEGO del AZAR", que me permitió llegar a ti, sin tú saberlo.


Buenas noches, a quién pueda interesar.

martes, 4 de agosto de 2009

Siempre habrá algo que agradecer




Hoy afronto por enésima vez mi pulso particular a la soledad. Me siento plácidamente en la nube que cubre poco a poco mi pensamiento y con ojos cerrados, retomo la escritura de este blog:

Siempre nos damos contra la pared, una y otra vez, sin darnos cuenta que la puerta estaba al alcance de nuestra mano. Dicho esto, aun no comprendo el deseo de padecer del ser humano. Todo tiene un principio y un fin, y nada es para siempre. Ni nosotros ni los sentimientos que poseemos. El valor de luchar por ellos podrá prevalecer y quizá una publicación en la red, también, cierto, sin que olvidemos que lo bonito de la vida es saber que todos desapereceremos y en nada quedará nuestra existencia. ¿Y qué? ¿No es acaso éste un motivo suficiente para que lo hagamos con toda la ilusión y ganas posibles? ¿Por qué debemos temer a lo que es tan natural? ¿No amamos a los niños al nacer? ¿Y al morir?

Hoy, decido colgar la siguiente imagen al agradecimiento de un capítulo ya vivido que me está permitiendo disfrutar ahora la siguiente página de mi existencia. Alguien me dijo hoy:

-"¿tus ojos son verdes? creí que eran marrones..."





Feliz noche...