viernes, 31 de julio de 2009

31 de Julio de 2009





¿Cómo imaginar que todo cambiaría tanto de hace un año hasta aquí?

No necesito una respuesta. Sólo quiero lo que ahora obtengo: Silencio.


Un día cualquiera, te despiertas, sabes que ya nada es como lo era ayer, sabes que han cambiado muchas cosas en ti y sin embargo sigues siendo el mismo. Rondaba el año 2002 y una mañana como la de hoy, con un amanecer más rápido de lo normal, el sol tenía prisa y surcaba un cielo mar, sin apenas levantar espuma en su superficie, donde un tenue azul permitía ver hasta donde el horizonte se perdía. Días como aquel, que sabía que mi clase de refuerzo de matemáticas no sería igual, ni que el resto de los 6 años y medio que le continuaron. Pero qué iba a saber yo. Era un pobre muchacho, estudiantil, infantil, inocente, frágil y sencillo. Cómo podía esperar que fuera a llegar donde llegó, o a quedarse allí donde nunca imaginó caer...

La ambigüedad abarca a día de hoy en el 2009 la sensación de fragilidad entre lo agradable y lo detestable. Hoy, hundo mis recuerdos en un saco, grande, tosco, de materiales burdos, plagado de agujeros, lo cierro y presiono con fuerza, para agotar mi pesar lo antes posible y no tener que apretar una noche más los puños contra el ataúd en el que yace mi ser. Nostalgia, esto es lo que encuentro al abrir el saco ahora. Sorprendido, la soporto entre mis grandes manos, contemplando como aquel enorme saco sólo contenía ese grano de arena casi inapreciable, del que no notaba ni su peso, provocando en mí este grado de indiferencia.

Hoy, eché la vista atrás: ¿Donde estaba yo hace un año ya? Quizá recuerde vagamente, como algo más lejano que las antípodas de mis sentimientos, una tierra plagada de verdes praderas, con paisajes agradables,una playa kilométrica de fina arena que impedía con notoria distancia mi acercamiento a un transparente mar cargado de energía en forma de olas. Nítidos durante décimas de segundos en mis pensamientos, cargados de sonrisas, momentos alegres y allí donde surcaba en el viento ese dulce olor al amor. Sí ahora sí, mojo mis labios y saboreo el instante como aquel que en el desierto recuerda el tacto de una gota de agua en su garganta. Una mueca de sonrisa de dibuja en mi rostro, - ¿y sólo ha pasado un año desde ese momento? Tanto y tan poco a la vez.

6 años y medio, donde quedaron los 5 primeros, ¿y ese excelente verano? Puede que todo haya sido un sueño, ¿verdad? En ocasiones desearía creérmelo, pensar que todo fue una ilusión, que nunca se ha podido ser tan feliz, tener tal convencimiento de los sentimientos, ni que alguien pueda ser dueño de tantos estados de ánimo a su vez.

Hoy, siento que la nostalgia pesa más que los recuerdos, y las sensaciones, que los mismos sueños. Hoy despertar y cerrar los ojos antes de dormir, cuestan igual que ayer y que mañana. Se deja sentir ese hueco en tu interior una vez más, respiras hondo, mucho más, más de lo que tus pulmones son capaces de soportar y sin embargo el hueco se mantiene ahí, inamovible. Ni los latidos acelerados del corazón tras un esfuerzo que alcanza la extenuación humana puede regar el vacío. Queda siempre inalterable, expectante, sin prisa, sin cambios, esto es lo más estable que he obtenido en mi vida. Hueco: Bienvenido al día a día.

Dejo escapar una sonrisa, recordé algo: "Por siempre jamás".

Feliz día.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy, la nostalgia prenda sus cabellos y sus labios saben a recuerdos salados como la mar.

Hoy,cierra los ojos y susurra al viento, "por siempre jamas, amor" y esas frases se quedan tatuadas en el pasado, indelebles, como siempre quisieron ser.

Casiarturo dijo...

Como desde el conocimiento de lo que iba a acontecer, declaraste en tu pensamiento este preciso momento...

Alleda Vodienova dijo...

Sepultar esos recuerdos en vagos pensamientos.

Casiarturo dijo...

Atemoralmente, decido tomar con una sonrisa tu comentario, Alleda. Gracias.